Con nuestro vestuario comunicamos al mundo quiénes somos y qué queremos. Por esta razón la moda ha estado presente en los humanos desde sus inicios. Las primeras prendas hechas de pieles de animales e incipientes tejidos de fibras del entorno, se crearon como parte de la adaptación a los diversos climas que habitamos.
Luego, como seres sociales, fuimos modificando y perfeccionando estos atuendos, con el propósito de mostrar jerarquías y diferentes destrezas u oficios dentro de las tribus. Desde entonces la moda ha sido un pilar dentro de las civilizaciones, pasando por los egipcios, los griegos y los romanos.
En el afán de satisfacer las crecientes necesidades de cubrir y engalanar, sumado al desconocimiento de las implicaciones, la industria de la moda ha intervenido el entorno. Como siempre podemos poner un granito de arena, aquí hay una gran oportunidad.
FAST FASHION
Vestir es una necesidad básica y un punto clave en nuestra identidad, por eso solemos mirar hacia otro lado cuando se trata de revisar la participación de la industria de la moda sobre el cambio climático.
Antes existían prendas que perduraban décadas: túnicas, vestidos, chaquetas, camisas, pantalones, botas, sombreros y otros. Esto fue migrando hacia tendencias que tardaban años, como colores de moda o pequeñas alteraciones como más ancho o más pegado, todos recordamos los pantalones bota campana de los 70’s y 80’s.
Esta evolución desembocó en modas por año, luego dos veces al año, después por estaciones, es decir, cuatro veces al año. Hoy encontramos nuevas colecciones diariamente.
Inevitablemente esto repercute en la calidad de las prendas. Diseñar un pantalón concebido para ser utilizado por tiempo indefinido, requiere materiales mucho más resistentes que para confeccionar un pantalón apetecido porque lo usó la cantante de moda. Esto se conoce como fast fashion o moda rápida. ¿Te imaginas todos los recursos explotados y las implicaciones ambientales que conlleva esta producción frenética de prendas desechables?
SLOW FASHION
Como muchas tendencias, el fast fashion tiene contraparte. El slow fashion o moda lenta es un movimiento con una concepción de la moda más ética, consciente y respetuosa con los recursos naturales, los trabajadores y los consumidores.
Esta filosofía nos invita a rechazar prendas y accesorios desechables y reemplazarlas por prendas diseñadas para durar, sin dejar de lado el glamour, sentido de la moda y el buen gusto. La diseñadora Vivienne Westwood dijo: compra menos, elige bien y hazlo durar.
MODA SOSTENIBLE
Los materiales, el reciclaje y los residuos cada vez importan más a la hora de elegir un producto. Poco a poco los consumidores exigimos a los fabricantes prendas más duraderas. Cuantos más seamos, no tendrán más remedio que mejorar sus prácticas. De hecho ya se avanza hacia una moda más sostenible, promovida por clientes que ya no vemos mayor lógica en usar y botar. Acelerar esto depende del aporte de cada uno de nosotros.
TENDENCIAS SOSTENIBLES
Además de otros aspectos de nuestra personalidad, nuestros gustos, lo que hacemos y cómo lo hacemos, también podemos enviar un mensaje al mundo sobre nuestra ética y conciencia ambiental. La moda sostenible va más allá de simplemente comprar prendas más duraderas. Disponemos de muchas prácticas de moda sostenible:
1. Donar
Al donar no sólo estamos dando un nuevo uso a nuestros elementos, sino también ayudando a alguien que lo necesita.
2. Vender y comprar ropa vintage o reciente
Adquirimos una prenda o un accesorio porque nos sentimos identificados. Nos imaginamos luciéndola en un escenario o frente a alguien. Cuando lucimos nuestra ropa, sentimos que reflejamos lo correcto, nos sentimos seguras y felices. Todos hacemos lo mismo. Ese amor, gusto y felicidad podemos trasladarlo o adquirirlo de alguien más. Artistas, modelos e influencers usan prendas y accesorios de segunda mano. ¡Darle un segundo aire a las prendas está de moda! Busca en tu localidad bancos de ropa usada o ventas de garage.
3. Reutilizar
Moda vintage y boyfriend fashion.
Como casi todo en la vida, la moda tiene ciclos. Aprovechemos las tendencias actuales para usar las prendas y accesorios de nuestros padres, abuelos, tíos y demás. Incluso está de moda utilizar ropa de hombres siendo mujeres y viceversa.
4. Reciclar
La ropa no se escapa de la jubilación. Incluso cuando una prenda ya cumplió su vida útil, seguimos teniendo opciones para encontrar otros usos. Es posible tomar partes de la prenda para reformar o confeccionar otra, como los botones. También se puede usar el material textil para hacer otras prendas, bolsas y trapos para diferentes usos como, limpiar, proteger objetos o para nuestras mascotas.
Como vemos, la compatibilidad entre la moda y la sostenibilidad está en su mejor momento. Tenemos numerosos recursos para vernos bien, sentirnos seguras, estar a la moda, contribuir con el mejoramiento del medio ambiente y de la calidad de vida de muchas personas. ¡Únete a esta tendencia de la moda y la sostenibilidad!